NUNCA MÁS SE REPITA

            La profecía de las revelaciones, se cumplió. Los cuatro jinetes del apocalipsis, cabalgaron sin ningún pudor. El caballo blanco salió vencedor y para vencer; el rojo, con el jinete espada en mano irrumpió la paz; el negro, con el montador que exaltó el hambre, sujetaba la balanza para racionar el pan; y el cuarto, en un caballo bayo seguido por Hades y su inframundo, encarnó a la muerte. Esa  escena fue en el campo aniquilado de Hiroshima y Nagasaky, tras el estallido de la bomba atómica.

            La acción, donde en solo tres días perdieron la vida casi un cuarto de millón de seres humanos,  era justificada con las palabras del caón del Harry Truman, presidente en turno de los Estados Unidos: “Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado. […] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. […] Si no aceptan nuestras condiciones, pueden esperar la lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra”. Los chaparritos de ojitos caídos, ante el proyecto Manhattan, no tuvieron alternativa, más que aceptar esas estipulaciones.

            Cuatro años más tarde el arquitecto KENZO TANGE, nacido en Osaka un 4 de septiembre, pero del año de 1913, se vistió de héroe al diseñar la reconstrucción de Hiroshima, con el Parque de la Paz y ahí dentro, el Centro de la Paz, monumentos que revitalizaron al país entero expresando la solidaridad de la humanidad y que siguen clamando por la imperiosa necesidad de que NUNCA MÁS SE REPITA esta pinche barbarie depredadora y que jamás se vuelvan a utilizar las armas nucleares.

            KENZO TANGE, nos dejó como legado, el diseño del edificio que alberga a la Embajada de Japón en México, ubicado en pleno Paseo de la Reforma cerquita del Ángel de la Independencia.

            Amigos, lo dijo el poeta: “El ser humano no es capaz de ver nada sin sentir la necesidad de destruirlo”. La abuela decía: “Creo que a Dios lo mataron los hombres”. Pasen buen fin de semana, por ahí del lunes nos estaremos saludando. Después de esta histerieta, sigo conmovido, pero:

            ¡Ánimo ingao…!

            Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

            Ahí manda esto el DJ, para que vean como se divierten los japoneses.

             http://youtu.be/XXB3w0Yso08


Enviado desde mi iPad