EL APÓSTOL SANTIAGO
25 de julio de 2017 martes
Santiago y Juan eran hijos de Zebedeo, les llamaban los
hijos del trueno; eran fraternos con Pedro y Andrés, otros dos de los
doce. Santiago, patrono de los españoles, dejó su oficio de pescador y fue el
más cercano al Mesías en los momentos afanosos; estuvo en la transfiguración
en el Tabor, en la resurrección de la hija de Jairo y en la desafortunada noche
del huerto de Getsemaní. Juan su hermano, ya había sido colaborador directo de
su tocayo el Bautista. Santiago tuvo la desdicha de haber sido martirizado
por Herodes Antipás, convirtiéndose en el primer sacrificado por profesar la
doctrina, es por eso que se le consideraba el gigante de la fe.
Salomé, la madre de Santiago y Juan, tuvo el desacierto de
abogar por ambos y con amor de abnegada progenitora, pidió al Mesías que los
considerara y los ubicara en el Reino que estaba anunciando, colocando uno a su
derecha y al otro a su izquierda, cosa que cuando los otros diez apóstoles se
enteraron de esa petición, no pudieron ocultar su condición humana y salieron
encabronadísimos a protestar con pancartas y gritos cerrando calles y
carreteras.
Entonces el evangelio de Mateo 20,20-28, nos narra que aparece
la sabiduría, la bondad, y la generosidad del SEÑOR a censurar lo que
piden, y les comunica que Él no puede decidir quién estará a
su derecha y quien a su izquierda, que es el ALTÍSIMO el que tiene la
elección; Y AQUÍ VIENE LA ENSEÑANZA en palabras de Jesús: "Ustedes saben que el que gobierna
entre las naciones le gusta mostrar su
poder, a sus principales dirigentes les
gusta ejercer su autoridad sobre la gente, pero entre ustedes no debe ser
así, el que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que
quiera ser el primero, que sea, su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha
venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de
todos".
Qué lejos estamos de estos mensajes; qué trabajo nos cuesta
llevarlos a la práctica; mi abuela
Josefina siempre nos repitió la carta del apóstol Santiago donde dice “no
habléis mal unos de otros, hermanos” y siempre propagó que la benevolencia está por
encima de la perversidad.
Amigos, según la
tradición, los restos de Santiago reposan en Compostela y cada año son
visitados por miles de peregrinos que llegan a venerar sus reliquias, ya
tendremos oportunidad de platicar de esta magnífica experiencia y recuerden que
“cuando
los santos hablan, licencia de Dios tienen”
Ánimo ingao...!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.