HÉROES Y VILLANOS
30 de julio 2017
La historia de México, está hecha de héroes y villanos. Francisco Ignacio
Elizondo Villarreal, protagoniza una de las más encarnizadas traiciones
que ocurrieron en la lucha por la independencia, la misma que acaudillaba el
carismático y benévolo cura don Miguel Hidalgo y Costilla.
Ignacio Elizondo, nació en 1766, en el valle de Nuestra Señora
de Salinas, hoy Salinas Victoria, ubicada a 30 kilómetros al noroeste de
Monterrey Nuevo León. Miembro de familia numerosa, en su tierra natal junto con
sus ocho hermanos se dedicó a la ganadería y a la explotación de la sal
agrícola. El negocio no fue nada bien pero Don Ignacio ya medio viejón encuentra
un "padrinote" que se desempeñaba como Virrey de la Nueva España y
éste en un santiamén lo nombra teniente de caballería en Pesquería Grande. Sus
excelentes relaciones con los milicianos le facultan hacer una rauda carrera, y
muy pronto es el que despacha como capitán de dragones de la Punta Lampazos,
condición que le consiente practicar el deporte extremo de la caza y lapidación
de los bárbaros lipanes y temidos comanches.
Como creía merecer abundancia, una vez que se hizo de poder, dinero y liviandad, decidió dejar esa chamba, que por supuesto el mando superior no se lo permitió, siendo pretexto suficiente para que en la víspera de la gesta heroica, fuera a pedir ocupación al bando de los insurgentes. Allende, Jiménez, Aldama e Hidalgo, le otorgan toda la confianza sin imaginar que estaban conviniendo con el felón. Cinco meses bastaron para que este chaquetero personaje, fuera con la propuesta al jefe Venegas de acabar con la insurrección y con todos sus protagonistas.
El plan: la traición.
El lugar: Acatita de
Baján, Monclova, Coahuila.
El premio: el grado de
coronel del ejército español.
La fecha: febrero de
1811.
El traicionado padre Hidalgo, recibe la pena capital, lo ejecutan en Chihuahua el 30 de julio de ese año, y para escarmiento de todos exhiben su cabeza en una jaula colgada en la Alhóndiga de Granaditas. Esta Historia nos la platicó la maestra Ana María García Zenil, allá por el año de 1962 y de plano sí se la creímos y si de casualidad ven la bandera a media asta, es por conmemorar el CCVI aniversario del fusilamiento del prócer.
Amigos tengan mucho cuidado, porque "es fácil esquivar la lanza,
más no el puñal oculto".
Ánimo ingao....!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.