EL MISSOURI
2 de septiembre de 2017 sábado
El afamado acorazado S.S. Missouri es retirado de sus actividades a los 53 años
8 meses de la fecha de su parto. El gobierno de los Estados Unidos decidió
hacerle un homenaje y hoy en día luciendo su número 63, disfruta su jubilación
como barco museo, atracado en Ford Island, a 20 kilómetros al
noroeste del centro de Honolulu Hawái, en el puerto natural del lago de agua
marina llamado Pearl Harbor, el mismísimo puerto víctima del aniquilador
ataque en diciembre del 41, hecho por los pilotos de “ojitos rasgados” que no
le temían ni al mismísimo demonio.
El más grande astillero militar de los Estados Unidos de Norteamérica, y desde
luego el mayor arsenal de la U.S. Navy llamado NEW YORK NAVY YARD, cumplió con
el encargo de la construcción de esta máquina destructora, cuya urgencia era
entrar en la guerra del Pacífico, y para eso fabricó en los mismos años cinco
portaviones así como los acorazados “North Carolina”, y el “Iowa”.
La botadura del Missouri, ocurre en enero del 44, y después de las prácticas en
el mar de New York, sale de las costas de Virginia para atravesar el canal de
Panamá y alcanzar la bahía de San Francisco listo para lo que pudiera
ofrecerse. Ya encarrerados los oficiales junto con los enlistados se dirigen a
Hawaii y no precisamente a vacacionar, sino a batirse con los ataques aéreos
con los que se divertían los nipones.
En una de sus tantas aventuras, el SS Missouri, navegando en las aguas al
noreste de Okinawa, recibe el choque de un “Zeke”. Era uno de los once mil
aviones Zero que fabricó la Mitsubishi en un lapso de cinco años; no le hizo
rasguño alguno, pero fue motivo para que el total de la tripulación en un “acto
humanitario”, recogiera los restos del kamikaze, detuvieran marcha, izaran
bandera japonesa, y con una ráfaga de rifles, rindieran homenaje al cuerpo en
las profundidades.
El
2 de septiembre de 1945, en la bahía de Tokio, a bordo del Missouri, el
mando supremo de las fuerzas aliadas, General Douglas MacArthur, y la dupla
nipona Shigemitsu-Umezu, firmaron la rendición formal del Japón, dando fin a la
vil y funesta guerra.
Amigos, dice Sun Tzú, “Si utilizas al enemigo para derrotar al
enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”. Cuánta razón
tiene.
¡Ánimo ingao…!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz