Una visita presidencial en el porfiriato.
Al
final del siglo XIX, la república tuvo un fuerte impulso industrial cuyo sector
más beneficiado fueron quizá las comunicaciones. En diferentes geografías se
instalaron transportes de carga, de pasajeros y líneas telegráficas que no solo
acortaban los tiempos de traslado sino que conectaron a México a una nueva
realidad internacional. Esta situación inherente al –progreso de los países
civilizados- no era gratuita ni se ceñía al concepto de utilidad social como
hoy lo conocemos, se ejecutaba desde una posición dictatorial y permisiva donde
el gobierno de la república daba grandes facilidades a los extranjeros para que
invirtieran su capital en el país. Concesiones centenarias, total libertad administrativa
de los bienes, cesión de inmuebles, exención de impuestos y un largo etcétera,
ubicaban a México como un verdadero paraíso fiscal. Por supuesto, el
reconocimiento social y político de los capitalistas era valioso también y por
ello las giras oficiales y sus festejos se organizaban como excelente
recordatorio del estatus quo y como distractor de la atención popular.
En este texto "Una visita presidencial en el porfiriato" analizaremos someramente el
relato que El Imparcial nos facilita sobre la gira que el presidente Porfírio Díaz realizó en 1898 para inaugurar el Ferrocarril Jalapa-Teocelo. En las ediciones
publicadas entre el 28 de abril y el 03 de mayo de ese año se evidencia la logística y la fastuosidad que conllevaron una actividad de este
tipo. Si bien la nutrida información puede ser analizada desde diferentes
temáticas, nos enfocaremos exclusivamente en su crónica con la intención de
generar un relato cronológico de la excursión.